6 de septiembre de 2012

Let the Right One In

Let the Right One In transcurre en Blackeberg, un barrio residencial de Estocolmo, a principios de la década de 1980. El protagonista es Oskar, un niño de 12 años con un gran problema escolar: sufre acoso. Su gran miedo es encontrarse a solas con los dos compañeros que le acorralan y ridiculizan, y eso, por otra parte, hace que los demás chicos lo dejen de lado. Una noche conoce a una chica solitaria, extraña, con quien sin embargo parece conectar bien. Poco a poco traban amistad, pero en un momento determinado Oskar hace un descubrimiento aterrador: su amiga Eli es en realidad un vampiro de más de 200 años, y está sembrando el terror en Estocolmo…

Esta novela no debería encasillarse como «otra de vampiros». Es cierto que hay unos cuantos hematófagos en la trama, pero, curiosamente, Lindqvist construye a su alrededor unos personajes tan cotidianos y creíbles que es fácil sumergirse en sus historias dejando la sangre en un segundo plano. No es una novela fácil, pues la narración es prolija en descripciones y datos y alterna las diferentes historias de los personajes, que son muchos. No obstante, la trama no llega a decaer y el ritmo se mantiene muy bien durante toda la novela.

Quiero subrayar lo bien que ha perfilado Lindqvist a sus personajes, tanto los protagonistas como los secundarios. Casi todos son personas grises, sin muchas expectativas, derrotados de antemano por la vida, autómatas. Se presentan tremendamente humanos, vulnerables a menudo, y en ocasiones sus comportamientos rozan lo patético. No es esta una novela de acciones heroicas o escenas estereotipadas «a la americana». Ni siquiera lo que podría haber resultado previsible, que es la historia entre Oskar y Eli, roza en ningún momento los tópicos: no hay escenas edulcoradas ni diálogos en la línea de Crepúsculo (por fortuna). Pero todo ello hace que el lector empatice enseguida con las historias y sufra con cada vuelta de tuerca que da la trama.

Quienes hayan visto la película se sorprenderán al leer el libro, pues va mucho más allá de lo que se reflejaba en pantalla, en el sentido de que abundan pasajes que casi rozan lo repulsivo. Esta diferencia es mucho más notable en la segunda mitad de la novela, que es también donde se dan los detalles más gore. Desde luego, si se hubiera hecho una adaptación fiel del libro, más de uno se habría levantado de la butaca y muchas escenas habrían acabado censuradas en ciertos países.

Un libro sin ninguna duda recomendado para quienes disfruten con las tramas originales, bien narradas, sin sensiblerías, con personajes reales con quienes uno empatiza de inmediato, tramas que te mantienen hasta las tantas de la madrugada devorando páginas como un poseso, mientras vigilas por encima del hombro... por si acaso.

En España lo publicó Espasa-Calpe con el título Déjame entrar.

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