6 de mayo de 2009

Dos rapiditos


Después de Sanguinarius emprendí con ilusión la lectura de una novela que llegó a mí de forma curiosa. Una cafetería de Barcelona organizó un evento para el día de Sant Jordi: los clientes traían un libro durante aquella semana y el Día del Libro recogían el que prefirieran de entre los que habían dejado los demás clientes allí. Uno de los que me llevé fue Acqua Alta, de Donna Leon. Novela policíaca (me gustan) y trama en apariencia interesante. Pero no. Debo reconocer que, si un libro no me gusta, no lo termino (o lo leo muy en diagonal). Sí, soy de esas... Creo que hay demasiados libros buenos en el mundo como para entretenerse en los que no nos gustan. Total, que la trama me pareció enrevesada y la narración no me enganchó en absoluto, así que me aburrí hacia la mitad y el resto lo leí en diagonal. Sin pena ni gloria.

A este siguió El lector, que me ha gustado pero quizá esperaba más. Me lo leí rápido y pensando en el siguiente que tenía en la mesilla: mala señal. En fin, plantea temas interesantes pero no me ha llegado especialmente. Qué le vamos a hacer.

Lo dejo, que hace diez minutos que no paro de bostezar.

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